Una vivencia de nutrición interior, tanto individual como grupal

Los baños de bosque nacen en Japón el 1982 bajo el nombre de Shirinyoku, como iniciativa del Ministerio de Agricultura, Silvicultura y Pesca Japonés. Al ser una práctica terapéutica que favorece el estado de relajación mental y físico, ha prosperado en un contexto donde hay una creciente población urbana sometida a altos niveles de competitividad y estrés. Además, también así se ha favorecido la protección de los bosques: la sociedad reconoce su valor.

Varias investigaciones científicas, con diferentes metodologías, han corroborado los efectos beneficiosos del Shirinyoku sobre nuestra salud física y mental. Concretamente, la práctica de esta actividad favorece notablemente la reducción de los niveles de cortisol, la hormona del estrés, la tensión arterial y el azúcar a la sangre. También mejora la salud cardiovascular y metabólica, la concentración, la memoria y activa el sistema inmunitario. A nivel psicoemocional, fomenta las emociones positivas, la vitalidad y la creatividad.

Además, los baños de bosque pueden tener un efecto beneficioso cuando una patología ya se ha establecido, siempre contemplándolos como tratamiento complementario. Diferentes estudios exponen sus efectos beneficiosos en los siguientes problemas de salud: Diabetes Melitus tipo 2, la Hipertensión Arterial, los Trastornos Mentales, la Demencia y la Fibromialgia.

¿Cómo te puedes nutrir de la natura con un baño de Bosque?

El baño de bosque consiste en sumergirse en la atmósfera del bosque, preferiblemente en un lugar donde vivan árboles maduros, ancianos, llenos de sabiduría. En esta práctica, la percepción del ambiente y de nosotros mismos es a través de los sentidos (los cambios en la temperatura, la frescura, la humedad o sequedad…). Se aprecia como el aire entra dentro de nosotros y nos nutre con su pureza. Se escucha desde el silencio la quietud de los diferentes movimientos del bosque: las ramas, el tambaleo de las hojas, los cantos de los pájaros… Hay que dejarse llevar y cautivar por la infinidad de tonalidades, perfumes, formas y texturas de un trozo de bosque elegido y especial. Parar y estar. Sentir y ser. En esto consiste un baño de bosque, compartir un rato contigo mismo y fortalecer el vínculo con la naturaleza interna y la que te rodea. Esta práctica se puede desarrollar individualmente o en grupos reducidos, de hasta 14 personas.

Hay cuatro ingredientes clave en un baño de bosque: estar en silencio, tener una mirada contemplativa hacia adentro y hacia afuera, andar lentamente y respirar conscientemente. Cogiendo estos ingredientes, adentrarse dentro del bosque y reseguir un itinerario corto, máximo 2km, para poder integrar y percibir la sutileza del momento y lo que pueda despertar dentro de cada uno. A lo largo de este paseo, que suele tener una duración de unas tres horas, se hacen paradas donde el/la guía ofrece algunos ejercicios, invitaciones que favorecen a conectar más profundo y crean un espacio donde fortalecer el vínculo con la naturaleza.

¿Por qué necesito un/a Guía?

El papel del guía es el de acompañar la conexión de los participantes, cada uno individualmente y entre ellos como grupo, y con el bosque. Hay que tener ciertos conocimientos y experiencia para escoger el itinerario y para inducir con sutilidad una experiencia diferente a nivel individual y colectivo con el entorno.

Ir acompañado/da de uno/a guía de bosques terapéuticos facilita la interacción con el bosque. Es quien ofrece una preparación de apertura de los sentidos para estar presentes y desacelerar, ejercicios e invitaciones para conectar (de escucha, contemplación, meditación…) y finalmente un cierre para integrar todo lo que se ha vivido. Con su acompañamiento resultará más fácil no solo sentirse seguro en el bosque, sino abrirse a percibirlo, a entenderlo, a vivirlo desde una nueva perspectiva. Porque a su manera, los bosques también hablan. Además, no habrá que estar pendiente de orientarse, ni de qué camino seguir, solo de soltarse e integrarse en el bosque. También un/a guía experto/a está para cualquier cosa que pueda surgir, ya sea una cuestión física, emocional, psicológica o espiritual.

En mi caso, como guía, la experiencia me indica que conocer por adelantado el momento vital de cada persona con una pequeño cuestionario, me permite atender sus necesidades y peticiones específicas, lo cual potencia enormemente el resultado del baño de bosque, puesto que los ejercicios y experiencias incluidos pueden ser diversos, según el caso. Más es así cuando se trata de grupos o en el caso de empresas, puesto que contribuye a reducir el ambiente de estrés.

Para grupos de empresas: cohesión

En el caso de grupos de trabajadores de empresas, o de grupos directivos que trabajan conjuntamente, depende del momento previo de conjunción y de interrelaciones personales existentes (por eso es bueno conocer mínimamente el momento y la situación personal de cada participante en algunos aspectos generales con una breve pre-encuesta).

Una situación frecuente es la presencia de ritmos de trabajo diferentes, cosa que genera problemas en el reconocimiento de las tareas y un funcionamiento fluido. A través de proponer algunos ejercicios en el baño de bosque y, entender vivencialmente los ritmos de la naturaleza, se puede trabajar sutilmente la integración y la valía de los diferentes tempos y tareas de los participantes, a menudo interdependientes, como los seres que conviven en el bosque. Así se fomenta la cohesión de grupo, la escucha y la armonía de los tempos.

El nivel de lentitud al andar o la cantidad de intervenciones que se necesitan para conectar con el bosque suele permanecer secreto hasta el momento del encuentro. Hay personas que enseguida entran y se dejan llevar por lo que sienten y viven, y otros que necesitan un acompañamiento más presente a través de ejercicios y sugerencias. El arte de manejar los diferentes tempos, necesidades individuales y a la vez entender la dinámica grupal es una de las tareas que definen un buen guía de baños de bosque. Cierto es que a veces poca previsión se puede tener, puesto que hasta que todas las piezas (personas y bosque) están juntas, nunca se sabe lo que puede suceder. Siempre hay incertidumbre y magia, la danza que surge con la conexión entre las personas y la naturaleza que los rodea.

Recomiendo que participéis en un baño de bosque para poderos conocer a otro nivel, cuidar vuestra salud y nutriros de los múltiples beneficios fisiológicos y psicológicos que ofrece el bosque, que además actúan como medicina preventiva. Dejaos sorprender por la sabiduría de estos seres ancestrales que viven interrelacionados y disfrutad de una vivencia de nutrición interior, tanto individual como grupal.

Una vez has vivido un baño de bosque, la mirada hacia el bosque cambia y las sensaciones están más despiertas. La visión se amplia y se intensifica la percepción de lo sutil.